Los frutos secos, son semillas oleaginosas, cubiertas por una cáscara más o menos dura, según la especie. Todos ellos tienen en común su composición, menos del 50% de agua y muy pocos hidratos de carbono.
Entre los frutos secos más consumidos podemos encontrar, nueces, piñones, avellanas, almendras, anacardos, pipas, pistachos, castañas, también podemos incluir los cacahuetes, aunque forma parte de la familia de las leguminosas. En próximas entradas os ampliaremos la información de forma individual de los frutos mencionados, descubriremos sus propiedades y sus posibilidades en la cocina.
Constituyen una fuente de energía esencial, debido a la grasa poliinsaturada que contienen, aveces incluso más que una ración de carne. Son una fuente con un alto valor calórico, recomendados para tomar después de un gran esfuerzo físico en tiempos de frío. Aunque su valor energético difiere mucho entre un fruto u otro.
Tienen un rico contenido en minerales, como fósforo, potasio, calcio, hierro y magnesio que el cuerpo absorbe rápidamente. Contienen una gran cantidad de fibra, que regula el tránsito intestinal. Para beneficiarse de sus propiedades se recomienda consumir los frutos secos en crudo, para beneficiarnos de los ácidos grasos esenciales Omega-3 y Omega-6, para controlar los niveles de colesterol, estos desaparecen al ser cocinados.
Con un consumo moderado, nos aseguramos de una dieta equilibrada, a parte de aporta a nuestro organismo los nutrientes necesarios para nuestro organismo.
¿Cómo cocinar con frutos secos?
La forma más consumida de los frutos secos, siempre ha sido de forma natural, como tentempié entre horas, en aperitivo o como postre al final de una comida, pero cada vez más se esta introduciendo su utilización en la cocina.
Una ensalada, acompañada de un puñado de piñones y de nueces, puede ser una verdadera delicia. Incorporar un puñado en verduras rehogadas, las harán más apetitosas, en carnes y aves también darán un buen resultado añadidos en el último momento de la cocción, en salsas los podemos añadir molidos, como la salsa romesco, la salsa pesto también podemos añadirlos triturados otorgando un sabor especial en cremas calientes o frías, para los postres podemos encontrar múltiples recetas donde añadir un puñado generoso de frutos secos, en repostería, en la elaboración de galletas, magdalenas, para enriquecer un bizcocho, si los trituramos en un polvo fino además podemos utilizarlos para rebozar pequeños bocados y presentarlos en nuestros aperitivos,
Por lo general se añaden al final de la cocción y en pequeñas cantidades.
El calor elimina parte de la humedad del fruto seco y hace que se tornen crujientes, además de resaltar más su sabor. Cuando los calentemos, en una sartén o en el horno, lo haremos antes de servirlos y una vez cocinados deben consumirse en el período de 2 o 3 días, ya que se vuelven amargos y rancios. Cuidado con tostarlos demasiado, puede potenciar el sabor amargo de los frutos secos.
Los frutos secos que contienen pellejo, esa capa fina entre la cáscara y el fruto, contienen una sustancia llamada taninos que producen sequedad. Además cuando los cocinamos en el horno junto con otros alimentos pueden interferir en el sabor y no obtendríamos los resultados que nos gustaría. Por eso es mejor retirar antes el pellejo. Para retirarlo, tostaremos los frutos unos minutos en el horno y luego frotaremos entre las manos los frutos y la piel se desprenderá fácilmente.
Sugerencias de recetas con frutos secos:
estupenda entrada, como siempre muy didáctica
ResponderEliminarBesos
Muy interesante la entrada, todos deberíamos consumir más los frutos secos por su aporte en minerales y controlar el colesterol, me gusta mucho este post gracias por compartirlo bst
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