Alcachofas

No se sabe muy bien su origen, podrían ser de Egipto o del Norte de África. Y su cultivo se ha ido extendiendo por la costa mediterránea. Lo que si que hay datos que los griegos y los romanos ya la consumían.

En España, las más conocidas son las de Navarra, en Tudela, gran parte de su producción se destina a conserva. Y las del Delta del Llobregat, que debido a la protección de las montañas, los suelos fértiles, el clima templado y la acción marina da una alcachofa tierna y dulce.

Mayormente su composición es agua, hidratos de carbono y fibra, contiene altos niveles de potasio, pero también de magnesio, fósforo y calcio. Son muy depurativas, favorece la función biliar, reduce el colesterol y disminuye la hipertensión.

El período de recolección de la alcachofa, suele empezar en octubre hasta avanzado el invierno, con las primeras heladas. Luego en febrero vuelve otra vez a brotar y duran hasta mayo. La alcachofa a partir de 25º pierde calidad, debido a los pelos que le crecen en el interior.

Cuando vayamos a comprar alcachofas, hemos de mirar que sea pesada en proporción a su tamaño, compacta, bien formada y de color verde claro.

Para comprobar si esta fresca, apretaremos levemente la alcachofa con las manos y oiremos un ligero crujido. Si las hojas están blandas, abiertas y negras es signo de que no son frescas.

Para que en casa se mantengan frescas, es recomendable guardarlas en el interior de una bolsa y en el frigorífico y no cortar el tallo, hasta el momento de su utilización.

Las alcachofas las podemos cocinar y combinar de muchas formas, hervidas al vapor, al horno, a la brasa, en guisos, rebozadas, rellenas.

En el mercado también las podemos encontrar en conserva.

En una próxima entrada, os enseñaremos a limpiarlas.

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