Buñuelos de viento

Hoy os vamos a dar dos entradas en una: un básico...cómo hacer buñuelos de viento y un pequeño truco, cómo rebozarlos sin ensuciar nada y sin gastar más azúcar del necesario...

Ingredientes
para 40 o 50 buñuelos

160 gr de harina de repostería
1/2 cucharadita de levadura química (impulsor)
250 ml. de agua
50 gr de mantequilla
50 gr de manteca de cerdo
1 pellizco de sal
1 cucharadita de azúcar
4 huevos grandes (L)
aceite de oliva virgen para freír
azúcar para rebozar
2 vasos

Preparación 

En un cazo ponemos el agua, la mantequilla, la manteca de cerdo, el azúcar y la sal y lo llevamos a ebullición. Cuando rompa a hervir, añadimos toda la harina junto con la levadura de una sola vez. Removemos constantemente para que quede bien integrada hasta que la masa se separe de las paredes. Retiramos del fuego y  dejamos templar un poco.

Añadimos el primer huevo ligeramente batido, mezclamos hasta que este bien integrado con la masa y así sucesivamente con el resto de los huevos hasta conseguir una masa homogénea, brillante y espesa.

Dejamos reposar la masa 10 minutos. 

En un cazo ponemos el aceite de oliva a calentar, a fuego medio-bajo, con una cuchara vamos cogiendo porciones de masa del tamaño de una cereza, como veis en la foto y las vamos echando dentro del cazo, para ello nos ayudaremos con otra cuchara.

Es muy importante que el aceite esté a la temperatura correcta:

Si el aceite esta muy caliente, se formará una costra alrededor de la masa que impedirá que crezca, se nos harán muy rápido por fuera y quedarán crudos por dentro.

En caso de que el aceite esta frío, el buñuelo se hundirá y ha de quedar flotando. Haz una prueba con una porción  así sabrás si la temperatura del aceite es la adecuada.

No llenar mucho el cazo de buñuelos, por que la masa se ha de inflar y necesitan espacio para poder moverse. Cuando se inflan se dan la vuelta solos, pero si no se giraran, ayudarlos con una cuchara, para que queden dorados por todos los lados.

Cuando estén dorados, los vamos retirando y los depositamos encima de un papel absorbente de cocina, para eliminar el exceso de aceite.

Mientras se van haciendo los buñuelos en el cazo, vamos rebozando los que están calientes. Ponemos un poco de azúcar en un vaso, echamos el buñuelo dentro y agitamos ligeramente el vaso, pasamos todo su contenido a otro vaso y retiramos el buñuelo, de este modo queda bien impregnado y no se pierde azúcar. Cuando nos quedemos sin azúcar ponemos otra cucharada más y así hasta tenerlos todos rebozados.

Se pueden comer calientes o fríos, pero lo  mejor es consumirlos el mismo día, ya que de un día para otro se ponen muy grasientos y absorben el azúcar.