Frijol verde, ejotes, vainica, poroto, cauchas, vainas, mongetes tendres... muchos son los nombres que identifican a las judías verdes... Pertenece a la familia de las leguminosas.
Hay dudas en cuanto a su origen, unos dicen que en México o Perú y otros la sitúan en Asia. Su introducción en España y posteriormente a Europa fue durante las expediciones a América en el siglo XVI.
Las judías son catalogadas en dos subespecies:
- Judías de enrame: se caracterizan por su vaina gruesa y aplanada. Son matas de tallos largo que se sujetan con cañas.
- Judías enanas: son de vaina más estrecha y redondeada. Sus matas son de tallo corto.
Luego pueden ser catalogadas por su color, como:
- Perona: aplanadas y anchas, son tiernas y no contienen hebras.
- Elda: presentan vainas planas, anchas y cortas, son tiernas y tampoco presentas hebras.
- Bobby y las Emerite: son vainas redondas, de tamaño pequeño y carnosas.
- Rastra o herradura: aplanadas y con forma curva, son de tamaño irregular y finas, contienen hebras pero son muy tiernas. Es difícil encontrarla en el mercado ya que su producción se destina a conserva.
- Azul: variedad poco frecuente en los mercados, su color azul desaparece durante la cocción.
- Borlotto: de color blanco con un jaspeado rojo.
- Obelisco: su color es verde con un jaspeado de color púrpura.
- Marbel: esta variedad es verde con jaspeado violeta.
- Holandesa: se destina a conservas.
Las de mejor calidad son aquellas que se le marcan las semillas.
Al llegar a casa las guardaremos en la parte menos fría del frigorífico, dentro de una bolsa de plástico perforada, de esta forma mantienen sus cualidades durante 5 o 7 días.
Las podemos encontrar también en conserva o congeladas.
Las judías verdes son un alimento de bajo aporte calórico, el contenido calórico que contienen es debido a la presencia de hidratos de carbono, como el almidón que se encuentra en sus semillas, así como una cantidad pequeña de proteínas.
Tienen un alto contenido en fibras y entre sus minerales encontramos el potasio y el calcio y en menor cantidad el yodo, fósforo y magnesio. En cuanto a vitaminas contienen vitamina C y provitamina A.
La judía no debe consumirse cruda, ya que contiene una sustancia llamada faseolina que es tóxica, pero que se destruye al hervirlas.
Antes de cocinarlas debemos lavarlas y retirar el filamento que llevan algunas variedades.
Podemos prepararlas hervidas: se han de introducir cuando el agua esta en ebullición y añadiremos la sal en el último momento, así evitaremos que se endurezcan. También podemos hacerlas al vapor o a la plancha. Se pueden consumir frías o calientes.
Sugerencia de recetas con judías:
divinas no puedo vivir sin ellas
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