El calçot es una cebolla blanca, típica de la comarca de Tarragona, aunque actualmente se cultiva en toda Cataluña.
Se cultiva de forma diferente que las cebollas, para conseguir la forma alargada tan característica de esta cebolla de sabor dulce y suave.
Para conseguir que crezca larga, en el momento de cultivarla se "calza" (en catalán calçar) de ahí su nombre, añadiendo más tierra a su base para que la cebolla tenga que estirarse para buscar la luz. Este proceso se repite 2 o 3 veces durante su cultivo, hasta conseguir una parte blanca lo suficientemente larga, entre unos 15 y 25 cm.
Los calçots se consumen desde los meses de noviembre hasta abril.
En Cataluña es típico celebrar fiestas populares, llamadas calçotadas, donde el protagonista es el calçot.
Estos se sacuden de tierra, se asan sobre una parrilla, que deberá ya estar bien caliente, en llama viva.
Daremos la vuelta al calçot para que se haga por todos los lados. Sabremos que están hechos, cuando estén bien negros del exterior y tiernos al tacto, empezarán a agrietarse.
Cuando ya están cocidos se envuelven en papel de periódico para mantenerlos calientes y que terminen de ablandarse.
Se presentan los calçots fuera del papel de periódico y sobre unas tejas.
Se comen con las manos, cogeremos con los dedos el extremo superior y con la otra mano, colocada en la parte inferior, estiramos para retirar la piel negra, el calçot quedará libre y ya tendremos la parte blanca lista para mojar en la salsa romesco.
Pero también podemos preparar otros platos, como cremas, purés, salsas, tenemos que tener en cuenta que es una cebolla, de sabor suave. Cortaremos la raíz, retiraremos la primera capa y la parte verde del calçot.
Podemos hacerlos en el horno, o en una plancha, consiguiendo resultados muy buenos.
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Neus y Sonia, el equipo de Pienso...luego cocino