En los hogares cada vez se consume más las lechugas de venta en bolsas, que ya vienen lavadas y cortadas. Pero hay quienes todavía preferimos comprar las lechugas enteras.
Para cortar la lechuga debemos retirar con las manos las hojas que necesitemos, el resto de la lechuga la debemos guardar en el frigorífico.
Lavaremos las hojas bajo el chorro de agua fría y secaremos muy bien, mejor con un centrifugadora, para evitar que nos quede una ensalada acuosa.
La lechuga no debemos cortarla con un cuchillo de cocina, el contacto con el acero y con el aire hace que se oxide rápidamente, lo que provoca una pérdida de propiedades además de afear la lechuga.
Pero a veces tenemos que cortar la lechuga finamente y con los dedos es bastante difícil.
Hoy en día en el mercado podemos encontrar unos cuchillos de plástico asequibles, que nos ayudan a cortar la lechuga evitando la oxidación.
Recordar que para conseguir que nuestras ensaladas sean frescas y crujientes, debemos cortar las hojas y aliñarlas en el último momento.
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Neus y Sonia, el equipo de Pienso...luego cocino