Albaricoques secos (orejones)

Las frutas secas nos dan la oportunidad de poder disfrutar de su sabor todo el año. El proceso es tan simple como eliminar mediante el método de deshidratación todo el agua que contiene la fruta. Al estar deshidrata concentra mucho más el azúcar, potenciando el sabor dulzón de la fruta.

En la Edad Media, las frutas secas ya se utilizaban para la elaboración de muchos platos, en  países de Europa, países árabes y en países del norte de África.

Los orejones de albaricoque, se recolectan cuando ya están maduros y concentran entonces la mayor cantidad de azúcar. Se extienden en bandejas de madera y se dejan secar al sol, hasta obtener el punto de deshidratación deseado.

Esta fruta tiene un color naranja, con sabor dulzón y un punto de acidez. 

Cuando vayamos adquirir orejones, nos fijaremos que el color sea uniforme y no presente demasiadas arrugas. Para prolongar su conservación, los guardaremos en botes de cristal herméticos y protegidos de la luz. No debe hacerse en bolsas, ya que podríamos provocar humedad y acabarían enmoheciéndose.

Este fruto combina muy bien con carnes, ahumados, ensaladas, quesos, combina muy bien con cítricos y podemos preparar masas dulces con ellas.

Los orejones podemos volver a rehidratarlos con agua, cocerlos y preparar con ellos purés, salsas, confituras.

Podemos trocearlos ligeramente para añadirlos a guisos, rellenar carnes.

Los secados al sol pueden consumirse directamente.

Sugerencias de recetas con orejones:

  
  

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Neus y Sonia, el equipo de Pienso...luego cocino