Lechugas


Actualmente el mercado nos ofrece una gran variedad de lechugas, hojas o germinados, para preparar variadas ensaladas, en algún momento habremos leído lollo rosso, trocadero, hojas de roble, vamos ayudaros a identificarlas.



La lechuga, crece en lugares semi-templados, debido a su gran demanda se cultiva en invernaderos, por lo que podemos disponer todo el año.

Su origen no esta muy claro, unos dicen que provienen de la India, mientras otros afirman que viene de zonas templadas de Euroasia y de América del Norte.

Su cultivo ya data de la época de los persas, griegos y romanos, estos solían comerla por la noche para conciliar el sueño.

Las primeras lechugas que se tiene constancia son las de hojas sueltas, no es hasta el siglo XVI que se empiezan a cultivar las variedades de cogollo. Siendo los alemanes que introducieron gran parte de las variedades que disponemos actualmente.

Podemos encontrar varios tipos de lechugas, las más comunes:

Romana: alargada con tronco ancho, de hojas robustas y con un grueso nervio central, a diferencia del resto de las lechugas no tolera el calor. Tiene un sabor ligeramente amargo y es quizás la más utilizada.

Iceberg: de forma redonda, hojas grandes, prietas y crujientes. El tamaño de sus hojas la hace perfecta para rellenar.


Lollo rosso, lollo verde: de hojas rizadas, de color rojizo o verde, sabor amargo. De origen italiana.

Trocadero o francesa: textura mantecosa y hojas tiernas. Se estropea con facilidad.

Roble verde, roble rojo: hojas onduladas van desde tonalidades verdes a marrones, con forma de cogollo. Muy apreciada por su textura tierna y por el color de sus hojas tiernas y crujientes, de sabor dulce.

Cogollos: se caracterizan por ser pequeño, prieto, de hojas tiernas, rugosas y gruesas, de color verde-amarillento. Se suele servir cortado longitudinalmente en 2 o 4 trozos. Los más famosos son los cultivados en Tudela, en la provincia de Navarra.


Tiene un alto contenido en agua, contiene mucha fibra, por lo que después de consumirla tenemos la sensación de saciedad. Debido a su contenido de alzinas, la lechuga es muy recomendable como entrante ya que facilita la digestión y tonifica el estómago. Es rica vitaminas C y E, en ácido fólico, rica en antioxidantes.

Antes de consumir la lechuga es importante lavarla bien, para ello retiraremos las hojas estropeadas, cortaremos el tallo, separaremos las hojas y las sumergiremos en agua con unas gotas de vinagre para eliminar los insectos. Después lavaremos las hojas una a una y las secaremos con cuidado o con la ayuda de una centrifugadora para hojas.

No cortaremos las hojas, hasta momento de su uso, así conservaremos sus propiedades y aliñaremos en el último momento.

La mejor forma de consumirla es cruda, en ensaladas, bocadillos, pero también podemos elaborar suaves cremas, si la hemos de cocinar, siempre la añadiremos en los últimos momentos de cocción.


Sugerencias de recetas:

Ensalada verde de judías verdes y beicon    
  

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Neus y Sonia, el equipo de Pienso...luego cocino